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Alangasí vivió su Corpus Christi

Estos dos últimos fines de semana, los habitantes de la parroquia de Alangasí celebraron la fiesta del Corpus Christi. En esta ocasión la Arq. Angélica Arias, La Directora del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) y personal de esta institución, fueron parte de las celebraciones; valorando y reconociendo la importancia de esta manifestación para las identidades del Distrito Metropolitano de Quito.

Desde hace cuatro años el Instituto Metropolitano de Patrimonio cuenta con varios proyectos tendientes a la salvaguardia, difusión, visibilización y valorización del Patrimonio Inmaterial de Quito.

En este sentido, el Instituto Metropolitano de Patrimonio ha trabajado en un expediente para la salvaguardia de “Los Rucos”, que es el nombre con el que se conoce en Ecuador a los personajes festivos más representativos de la fiesta católica del Cuerpo de Cristo, en latín Corpus Christi, celebrada la octava semana posterior a la Semana Santa.

Los autores Wilson Pico y Amaranta Pico señalan la importancia de la presencia ritual y teatral de los Rucos, así como la entidad a quien protegen y honran con su danza colectiva: la Palla. Al respecto, estos mismos autores señalan que La Palla, que quiere decir princesa inca, es la señora de las cosechas.

Los Rucos fundamentan su existencia en la energía colectiva. Así, según Wilson y Amaranta Pico, forman una familia simbólica de baile y solidaridad. En este punto, es importante señalar la fuerte presencia de mujeres y   niños que se han sumado a la manifestación en estos últimos años.

Moradores de Alangasí, y visitantes que llegaron a la parroquia a propósito de la fiesta del Corpus Christi, pudieron apreciar la Palla y el Pallo de cada barrio, cada uno con sus particularidades: esqueletos de carrizo de más de dos metros de altura con blancas vestiduras, negras cabelleras con plumas, sobre sus brazos abiertos chales, y en sus orejas, grandes argollas doradas. Dentro de esta gigantesca figura, un hombre conocedor de la tradición se introduce y hacerlos bailar.

El Ruco deberá bailar al menos 12 años en la Celebración del Corpus Christi. En este periodo de tiempo, deberá vestir cada junio pantalones de casimir de colores oscuros y camisas, con capas con flecos. Cada grupo usa una capa diferente que puede ser renovada cada año o cada tres, sobre la que se bordan la imagen de Jesús, de santos o del maíz.

En esta celebración es fundamental la presencia del pingullero, personaje que toca un instrumento (el pingullo) con una mano, mientras que con la otra lleva el tambor. El Ruco no puede bailar sin el sonido de este instrumento.

En estas celebraciones el Instituto Metropolitano de Patrimonio compartió la música, la chicha y los medianos; al mismo tiempo que evidenció de cerca la solidaridad entre la comunidad, y se comprometió a trabajar en el cumplimento del Plan de Salvaguardia para que la manifestación se sostenga en el tiempo.