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Más de un centenar de haciendas patrimoniales inventariadas por el IMP

Como parte de su gestión, el Instituto Metropolitano de Patrimonio realizó el inventario de 120 Haciendas Patrimoniales, que además de las fascinantes edificaciones que encierran cada una de estas, constituyen un cúmulo de saberes, fiestas, tradiciones, mitos y leyendas, que enriquecen y recrean el patrimonio inmaterial de la ciudad, convirtiéndose de esta forma en un acervo cultural que merece ser protegido y preservado.

La Ley Orgánica de Cultura establece que son  bienes y objetos pertenecientes al patrimonio cultural nacional, las edificaciones y conjuntos arquitectónicos como las casas de hacienda construidas hasta 1940, que contengan un valor cultural e histórico que sea menester proteger. En ese sentido, se denomina Hacienda a un conjunto de bienes y riquezas que posee una persona, que puede ser un área de terreno de gran tamaño, generalmente de carácter agrícola, con al menos una vivienda de alto valor arquitectónico. La casa de hacienda se distinguía, de manera muy marcada, de las viviendas de los trabajadores, de una forma en la que se establecía la jerarquía social dentro de la cotidianidad de la hacienda.

En la época colonial, la hacienda concentró vastas extensiones de tierra y una gran masa de trabajadores indígenas; de esta manera, las haciendas estuvieron desde siempre asociadas al poder. Así, la mayoría de la población, sobre todo los indios y campesinos, estaba atada la hacienda por medio del concertaje: un complejo y perverso sistema de deudas eternas.

Las casas de hacienda son la última huella de la existencia del sistema hacendatario y las épocas de bonanza productiva y económica que vivieron. En algunos casos estas edificaciones han sido restauradas y rehabilitadas para ser utilizadas como espacios comunitarios, sin embargo, en otros casos, han sido absorbidas por el crecimiento inmobiliario desapareciendo y extinguiéndose así de apoco su historia y memoria. En el caso de haciendas tradicionales con casas lujosas como opción económica para su mantenimiento las han acondicionado como hosterías para el turismo y alquiler para la organización de eventos.

Hoy en día un aire mágico y nostálgico se percibe al ingresar al complejo arquitectónico de casa de hacienda, que aún se mantienen en pie a pesar de las décadas transcurridas y que en sus amplios corredores, patios centrales, habitaciones y paredes aún se puede percibir en sus detalles constructivos los acontecimientos, costumbres y vivencias de sus épocas de bonanza.