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Iglesia de Santa Bárbara guarda historia tras la pintura de sus muros

El Municipio de Quito, a través del Instituto Metropolitano de Patrimonio –IMP-, continúa con los trabajos de conservación y restauración de los bienes muebles patrimoniales de la Iglesia de Santa Bárbara, mientras se realizaban estudios, técnicos del IMP hallaron una pintura que antiguamente decoró los muros de la iglesia y que posiblemente data de inicios del siglo XX.

La pintura mural apareció mientras se llevaban a cabo las ‘calas de prospección estratigráfica’ en los muros de la iglesia, que consiste en realizar pequeñas exploraciones, a modo de ventanas, para ir descubriendo las diferentes capas de pintura. En la mayor parte de la iglesia solamente se hallaron vestigios de pintura color ocre, sin embargo, en el muro oeste del presbiterio, se encontró evidencia de pintura decorativa.

Para determinar la técnica pictórica y establecer con exactitud el estrato (capa) que se va a recuperar, se tomaron pequeñas muestras del muro que fueron enviadas a un laboratorio especializado en análisis de bienes culturales muebles, determinando que existen 9 estratos de pintura y 1 de enlucido. La pintura decorativa se encuentra en la sexta capa (desde el muro hacia afuera) y está resuelta al óleo, según el estudio realizado.

Dos restauradores especializados retiraron las capas de pintura con las que se encontraba cubierto el muro y hallaron diseños geométricos que componen una puerta y, en el remate, un arco de medio punto que simula una ventana o tarjetero con ejes radiales, brindando una sensación de abrigo y claridad a esta parte de la iglesia. La paleta cromática está compuesta por colores tierra y ocre para los diseños arquitectónicos de la puerta, y azules para proporcionar la ilusión de luz en la ventana.

Con base en la investigación histórica, por la temática decorativa encontrada, se concluye que la pintura mural corresponde a principios del siglo XX y posiblemente fue cubierta antes de concluir la primera mitad de ese siglo, pues hay datos históricos que indican que la iglesia tuvo una gran remodelación en la década de los cuarenta; es tal vez por ello que varios historiadores que escriben sobre esta iglesia no mencionan su decoración mural.

Su hallazgo contribuye a que los investigadores y el público en general puedan comprender e incluso imaginar cómo fue esta iglesia luego de su reconstrucción a fines del siglo XIX.

El proceso de recuperación del mural La pintura, que cubría este mural, fue retirada capa por capa y, basados en los resultados de los análisis de laboratorio, se emplearon herramientas específicas y solventes a diferentes concentraciones para lograr el objetivo sin afectar el estrato pictórico a recuperarse.

Una vez que se rescató toda la pintura existente, se procederá a consolidar los estratos del muro que se encuentren sueltos, como también zonas de la pintura que están deleznables (que se deshace fácilmente) y corren el riesgo de perderse. Posteriormente, se restituirán los faltantes de enlucidos y base de preparación con materiales compatibles con los originales; luego se realizará la limpieza del mural con sustancias que permitan el retiro de la suciedad sin afectar a sus estratos decorativos, para lo cual se llevan a efecto pruebas de solubilidad que garanticen la estabilidad de los pigmentos.

Más adelante se restablecerá el color en las zonas con lagunas cromáticas que afecten la visualización de la obra, siempre respetando la original. En este proceso se emplean técnicas pictóricas diferentes a la original y que además sean reversibles, así como metodologías de reintegración que, a cierta distancia, permiten apreciar integridad en la obra. Finalmente, se aplicará una capa de protección para preservar la obra.