Los monumentos forman parte de nuestro patrimonio cultural que permanece en el espacio público y se convierten en referentes de hechos conmemorativos y momentos clave que han marcado nuestra historia e identidad. De ahí la importancia de conservarlos el mayor tiempo posible y con el menor número de alteraciones.
Están expuestos a varios factores de deterioro, tanto más cuando su integridad está condicionada por factores medioambientales, el entorno y la ejecución de acciones contraproducentes -de malos ciudadanos- como vandalismo, robo, hurto o uso inadecuado.
Es por eso que la Alcaldía de Quito, a través del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), ejecuta un programa de conservación de más de una docena de estos bienes y otros elementos decorativos, ubicados en el centro histórico y áreas contiguas, con una inversión cercana a los $100.000. Entre los materiales sobre los cuales se actúa, en su mayoría son piedra y metales como bronce, hierro y acero. Y en técnicas constructivas destacan la fundición, tallado, labrado y ensamblado.
El Monumento a la Independencia, Arco de la Circasiana, Flama Eterna, Hermano Miguel, Sebastián de Benalcázar, Vicuñas, González Suárez, bustos de exmandatarios ubicados en la Plaza de los Presidentes son algunos de los que presentan suciedad por contaminación atmosférica, manchas, excrementos de aves, fisuras y agrietamientos, corrosiones, grafitis, pérdida de capas de protección de metales, deformaciones y golpes, entre otras afectaciones que serán solventadas.
Los trabajos iniciaron el pasado mes de julio y se extenderán hasta septiembre, por lo que es posible que los ciudadanos y visitantes encuentren obras en curso alrededor de estos. Sin embargo, lo más importante es reconocer su valor simbólico, como parte de nuestro pasado e identidad; respetarlos, conservarlos y denunciar o evitar su mal uso o daño.
¡Conservar y preservar el patrimonio es nuestro deber!
IMP/ARS