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Iglesia y Santuario de Guápulo

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Iglesia y Santuario de Guápulo

La iglesia de Guápulo es un antiguo monasterio de construcción colonial. En el interior descansa la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, obra elaborada por el escultor español Diego de Robles. El templo, amplio y noble, es de una sola nave, con planta de cruz latina de 60 por 27 metros, presidida por una gran cúpula central. La fachada conjuga un neoclásico sencillo, con original campanario de dos cuerpos superpuestos. Para llegar a la iglesia de Guápulo se debe recorrer la vía empedrada conocida como el Camino de los Conquistadores, que fue utilizada por Francisco de Orellana en 1542 como ruta que le llevó a descubrir el río Amazonas.

Definiendo su trazado arquitectónico y su riqueza artística, Pazos Barrera señala que «se trata de una cruz latina, de una sola nave. En el crucero, sobre un tambor con ventanas se levanta una media naranja con linterna. El interior muestra una magnífica combinación de estilo mudéjar y de barroco. En la sacristía se exhiben los cuadros de los milagros de la Virgen de Guápulo, del pincel de Miguel de Santiago. El púlpito es obra de Juan Bautista Menacho. La fachada del templo reproduce algunos elementos del templo franciscano, aunque las flores labradas en piedra y la espadaña introducen el barroco».

La citada cruz latina que constituye la planta de Guápulo mide 60 metros de largo por 27 de ancho. Las investigaciones más precisas sitúan a Guápulo como una joya arquitectónica del siglo XVI. Varios arquitectos estuvieron frente a su construcción y desde finales de dicho siglo fue un lugar sagrado de peregrinación.

La devoción a la Virgen de Guadalupe, propia de esta iglesia, fue traída por los conquistadores españoles, muchos de ellos extremeños y por lo tanto fieles a la Virgen del Monasterio de Guadalupe, situado en la provincia de Cáceres.

Según las informaciones disponibles, la talla de la Virgen del altar central fue encargada al escultor toledano Diego de Robles, mientras que el policromado fue obra del pintor Luis de Ribera. Gracias a las limosnas y donaciones recogidas se pudo levantar Guápulo y adornarlo con las mejores obras de artistas muy reconocidos. Sin duda, todo ello enriquece en buena medida el patrimonio artístico de la ciudad.

Fuente: (ecuadorecuatoriano.blogspot.)