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Hernán Crespo Toral

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Tuvo la fuerza del viento, que a su paso mueve y conmueve las más doradas espigas y las más esbeltas frondas, que todo lo refresca, que activa los molinos, que transporta y dispersa las semillas. La energía del volcán, la incansable persistencia de las olas, la capacidad fecundadora del río ¿Cómo expresar la fuerza, la irreductible determinación de quien nos incitaba a emular a Prometeo y arrebatar el fuego a los dioses? Osadía que él, estoy seguro, ya había cometido.