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Vidas de un Siglo… un Siglo de Vidas

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Mi madre murió muy joven, estaba a punto de cumplir recién sus ochenta y ocho años y no calificaba para participar en este libro; pues para ello era necesario haber cumplido cien; o sea, haber vivido un siglo.

Le faltaron solo doce años que bien pudo haberlos vivido si ella hubiese querido; pues no tuvo enfermedades graves ni padecimientos físicos. Todos sus seis o más sentidos estaban en buen estado y su capacidad de evocar y fantasear la mostraba permanentemente. Se murió cuando ella quiso; cuando ella creyó que ya nadie quería depender de ella en lo material, pues hasta a sus bisnietos les obligaba a compartir sus caramelos y los sacos de lana que les tejía. Se murió de sorpresa, cuando yo estaba de viaje y probablemente hubiese tratado de impedir que lo hiciera, para que alcance a cumplir el requisito exigido por la editorial.