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Capilla del Robo asegura su permanencia como ícono de la av. 24 de Mayo

Tras años de espera, la Capilla del Robo se revitaliza con la intervención ejecutada por el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), cuyo objetivo principal fue el saneamiento de humedades en su cubierta, pero se le sumaron varias tareas complementarias.

Para solventar el ingreso de humedad se aplicó impermeabilizante, dio mantenimiento preventivo-correctivo a los canales recolectores de agua lluvia y mejoró su distribución. Además, se implementaron dos cámaras de aire, una al interior y otra en el exterior, para facilitar la ventilación de los muros.

Las ventanas de madera también fueron intervenidas y se les colocó verjas metálicas para dotarles de mayor seguridad, y, por el exterior, instaló un vidrio que impide el ingreso de lluvia, sin afectar la imagen de la edificación patrimonial.

A estas acciones vitales, se añadieron trabajos en el sistema eléctrico, la pintura de mampostería y techo interior, así como limpieza hidráulica del piso de baldosa y lacado del de madera; y obras menores que contribuyen a su mejoramiento global.

María Vallejo Aguirre, administradora de la capilla por delegación de la Renovación Carismática Católica, manifestó su alegría por el accionar, que por más de una década fue solicitado al Cabildo.

Este templo, a más de cumplir su función eucarística, es sitio de acogida temporal para entre 80 y 100 adultos mayores a los que atiende la Pastoral de Acción Social tres veces por semana, con servicio de alimentación, medicina ambulatoria, psicología y procesos de reinserción social.

La Capilla del Robo colinda con la avenida 24 de Mayo y se estima fue construida entre 1652 y 1743. Es un hermoso ejemplo de la arquitectura popular, donde sus muros anchos delimitan una amplia nave. En su cúpula se ocupó ladrillo como material de base y tejuelos en el exterior.