Mantener en el tiempo su arquitectura monumental, histórica, religiosa y civil fueron elementos tomados en cuenta por la Unesco para incluir a Quito en la lista de Patrimonio Mundial, el 8 de septiembre de 1978. Desde este hecho, han transcurrido 47 años y a 2025, ese aniversario encuentra a la ciudad más linda del mundo, incursa en un proceso de recuperación para devolverle al Centro Histórico su habitabilidad.
Efectivamente, décadas atrás, los sitios de residencia fueron remplazados por áreas comerciales, oficinas administrativas –tanto del Estado central, como municipales y religiosas- que le otorgaron otro contexto al núcleo histórico. Frente a esto, la actual administración municipal –a través de su ente ejecutor, el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP)- desarrolla programas y proyectos que dan continuidad al mantenimiento y conservación de este legado, para recobrar su habitabilidad.
El plan de recuperación del Centro Histórico contempla una serie de intervenciones físicas en el espacio público, como en el eje de la calle Benalcázar o el de la Rocafuerte -que está en ejecución-, atado al control de sitios patrimoniales como plazas, parques, atrios de iglesias; e incluye componentes de seguridad, mantenimiento y limpieza, mejoramiento de iluminación. Estas acciones se ejecutan de forma integral, con la interacción de varias instancias municipales –en el ámbito de sus competencias-, para que Quito conserve su característica de poseer el centro histórico más grande y mejor conservado en América Latina.
El IMP ejecuta un presupuesto anual para el cuidado y protección del patrimonio, inventario, estudios, patrimonio inmaterial. No obstante, las distintas entidades de la Alcaldía de Quito también desarrollan actividades para cubrir requerimientos vinculados con el patrimonio, como el mantenimiento de parques, plazas, jardinerías, iluminación, seguridad, señalización, ámbito social. Esto, en todo el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ) que incluye áreas patrimoniales en las 33 parroquias rurales y 5 parroquias urbanas.
Parte del accionar institucional es la actualización del inventario patrimonial cada dos años, como una herramienta para definir el estado de conservación de los más de 7.000 inmuebles registrados. Además, permite incluir nuevos estudios en el ámbito arqueológico, manifestaciones culturales, el patrimonio gastronómico u otras que se van incorporando al patrimonio cultural del DMQ. A estos se suman procesos permanentes de comunicación, con el fin de generar conocimiento y apropiación entre la ciudadanía.
La Unesco evalúa bianualmente el estado de conservación de los sitios del Patrimonio Mundial, para lo cual, el IMP remitió el informe a finales del año pasado y espera un pronunciamiento para el próximo mes de octubre. Sobre esa base, implementará nuevas acciones, en caso de ameritarlas. Sin embargo, hasta el momento, ha pasado exitosamente las pruebas.
¡Comprometidos con el cuidado y protección de nuestro patrimonio!
IMP/ARS
