El ajetreo es una de las características de la calle Benalcázar, uno de los ejes que une el norte con el sur de la ciudad, atravesando en un amplio tramo el Centro Histórico. Empieza en el sector de San Juan y se extiende hasta la av. 24 de Mayo, conservando en alrededor de 400 metros la piedra patrimonial en su calzada.
Recibe una gran carga peatonal, de vehículos livianos, transporte público, motocicletas y bicicletas. Y a su alrededor, se apostan innumerables negocios y edificaciones administrativas municipales y del gobierno central. Además, desde diciembre de 2023 es la ruta obligada para los usuarios de la parada San Francisco del sistema Metro, debido a las restricciones de movilidad existentes en los alrededores del Palacio de Gobierno.
Fue justamente una gran parte de este eje, donde la Alcaldía de Quito, a través del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), y en articulación con distintas entidades municipales y de la sociedad civil ejecutó la fase 1 del Plan de recuperación urbana del Centro Histórico, con una inversión de $600.000, que generó 33 plazas de trabajo. Este contempló la intervención integral de la calzada patrimonial de piedra, en el tramo comprendido entre las calles Esmeraldas y Manabí; el ensanchamiento de la acera del lado oriental de la Benalcázar, entre Olmedo y Mejía; colocación de árboles nativos y macetones con geranios hasta la Plaza Santa Clara (intersección con la calle Rocafuerte); pintura exterior de fachadas, reemplazo o instalación de luminarias LED, entre otros trabajos necesarios para cumplir con los objetivos trazados.
Un hito digno de mencionar es la recuperación de la Plaza Santa Clara que con su rediseño ahora acoge a emprendedores de la zona, en un espacio que incluye jardineras y arbolado; a más de plataformas edificadas para la realización de eventos artístico-culturales. Todo esto, con la finalidad de favorecer las condiciones de habitabilidad del Centro Histórico, dotándole al peatón de espacios públicos amigables para el desarrollo de actividades administrativas, comerciales, turísticas. A esto se suma un medioambiente más saludable para los ciudadanos y el patrimonio edificado de la zona, afectado por gases contaminantes.
El alcalde Pabel Muñoz entregó a la ciudad esta fase, en evento realizado en la Plaza de Santa Clara el pasado 2 de diciembre, donde convocó a los vecinos a “ser los garantes de que estas obras duren”. “No podemos vivir sobre la base de tener un policía atrás para cumplir las normas de urbanidad. (…) Los verdaderos dueños de toda la obra del Municipio son los quiteños y quiteñas, y los primeros llamados a la conservación de las cosas de la ciudad, somos nosotros mismos”, enfatizó.
¡Honremos nuestra historia, cuidemos nuestro patrimonio!
IMP/ARS