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Ritos, personajes y prácticas sociales articuladas en la Semana Mayor

Al son del pifano y la caja que entonan Efraín y José Males, hijo y padre respectivamente, inicia la procesión de Lunes Santo, que parte desde la iglesia principal de la parroquia rural de Alangasí (ubicada al sureste del Distrito Metropolitano de Quito), con destino a la capilla del barrio Jerusalén. Allí los vecinos –en minga- han levantado un “monte” con pingos y carrizos, recubierto por ramas de arrayán, romero y laurel que recibirá a la imagen de Jesús, que llega acompañada por las de la Virgen de los Dolores, Santo Tomás de Aquino, San Juan Bautista y María Magdalena.

El pifano es un instrumento de viento que tiene seis agujeros y se usa específicamente para Semana Santa; este en particular, fue elaborado con hueso de buitre. Mientras que la caja es una variedad de tambor usado en la región Andina. Ambos marcan la marcha de los fieles (hombres y mujeres), que portan las imágenes de gran tamaño y peso, y de los acompañantes que recorren algo más de un kilómetro hasta llegar a su destino.

Luego de una celebración religiosa y bendición, inicia el “despedimiento” que representa la despedida de los discípulos a Jesús. Se entregan los medianos (presentes que brindan los priostes del barrio anfitrión), comparten chicha y cucayos, y retoma la procesión de regreso a su punto de partida: la iglesia Santo Tomás de Aquino.

Esta es una de las actividades participativas de la parroquia, donde se pone de manifiesto el sincretismo cultural: la apropiación andina de la celebración de la Semana Mayor, expresada a través de ritos, personajes y prácticas sociales que se articulan alrededor de la organización comunitaria. Es por esto que forma parte del patrimonio cultural intangible o inmaterial del Distrito.

Cada uno de los siguientes días, se desarrollan diversas actividades. Sin embargo, una de las que concita mayor atención es la presencia de los diablos, que hacen su aparición el Viernes Santo, cuando se conmemora la pasión y muerte de Jesucristo. Al mediodía, se lleva a cabo el sermón de las Siete Palabras, una tradición que profundiza sobre las últimas expresiones de Cristo en la cruz. Cuando este va llegando a su fin, irrumpen en la iglesia aprovechando que el Hijo de Dios ha muerto. Pululan por las calles y plaza central durante el sábado y hasta el domingo cuando, al resucitar Jesús, deben abandonar la tierra.

Alangasí está ubicada en el Valle de los Chillos y cuenta con una población cercana a 35.000 habitantes, de los cuales –según el Censo 2022- el 52% son mujeres. Según señala el GAD, en la última década presenta un incremento en el número de sus habitantes, debido al avance urbanístico de Quito hacia los valles circundantes, que ha incrementado aceleradamente las urbanizaciones y conjuntos habitacionales que ha comenzado a ocupar gran parte del suelo rural.

IMP/ARS



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