Por Ruth Elisa Roos Ulloa
Este balance del inventario del Patrimonio Inmaterial en el DMQ, realizado al finalizar el año 2019, constituye una aproximación a los registros realizados por diferentes profesionales y entidades, entre ellas del Instituto Metropolitano de Patrimonio.
La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial define a este patrimonio como “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas –junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural.” (UNESCO 2003, Art. 2). El patrimonio cultural inmaterial (PCI) es transmitido y recreado de generación en generación por los distintos grupos o comunidades “(…) en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana.”
En el Ecuador encontramos 8.583 manifestaciones del PCI registradas en el Sistema de Información del Patrimonio Cultural Ecuatoriano; de éstas 883 corresponden a la provincia de Pichincha, localizándose 728 manifestaciones en el cantón Quito, que en relación con el número de registros a nivel nacional constituyen el 8,48%.
La identificación y actualización periódica de estos registros constituye para los distintos actores del Estado -incluyendo los gobiernos locales- una herramienta sustancial para la elaboración de políticas públicas y la gestión de su patrimonio con miras al fortalecimiento de la identidad, el fomento al respeto de la diversidad y el desarrollo sostenible e inclusivo de los territorios.
Constituyen manifestaciones del Distrito Metropolitano de Quito incorporadas a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Nacional Inmaterial del Ecuador, “los Rucos del Valle de Los Chillos, provincia de Pichincha» (Acuerdo Ministerial Nro. DM-2018-087, 01 de junio de 2018) y los “Rituales de la Cosecha de cereales de trigo y cebada” en las comunidades de Aloguincho, en Puéllaro (Acuerdo Ministerial Nro. DM-2018-094, 13 de junio de 2018).
Breve contexto socio-territorial del DMQ
El Distrito Metropolitano de Quito (DMQ) representa la capital política-administrativa-económica del Ecuador. Con una extensión de 4.183 km2 (375,25 km2 de área urbana), este territorio se distribuye en 65 parroquias: 32 urbanas y 33 rurales; el 71,80% de la población se ubica en el área urbana, mientras que el 28,20% ocupa la zona rural (SENPLADES s.f.).
Según datos del Censo de Población 2010, el cantón Quito cuenta con 2’239.191 habitantes, de los cuales 1’150.380 son mujeres y 1’088.811 son hombres (INEC); representando el 13% de la población del Ecuador y el 87% de la provincia de Pichincha. En el DMQ la mayor parte de habitantes se autoidentifica como mestizo (82,76%), sin embargo, también encontramos población que se autodefine como indígena (4,09%), afroecuatorianos o afrodescendientes (2,64%), mulatos (1,53%) y montubios (1,36%). El 6,73% se considera blanco.
Inventario del PCI en el Distrito Metropolitano de Quito
El registro se define como un instrumento de la fase de identificación del PCI, “(…) a través del cual se clasifican de manera sistemática las manifestaciones para convertirse en una línea base sobre la cual se puedan implementar otros procesos de salvaguardia.” (INPC 2013, 49). Según la normativa nacional vigente el patrimonio inmaterial comprende los siguientes ámbitos: a) tradiciones y expresiones orales; b) usos sociales rituales y actos festivos; c) conocimientos y usos relacionados con la naturaleza; d) manifestaciones creativas; e) técnicas artesanales tradicionales; y f) expresiones del patrimonio alimentario y gastronómico, incluidos paisajes y territorios de patrimonio agro biodiverso (Ley de Cultura, Art. 80).
Es importante resaltar que la identificación de este patrimonio comprende un ejercicio conjunto y solidario entre las comunidades, grupos sociales e individuos portadores o detentores de las manifestaciones y los entes técnicos o el personal experto que procesará la información en el sistema de inventario nacional –mediante la elaboración de una ficha de registro; de ahí la importancia de contar con el consentimiento libre, previo e informado de los portadores y desarrollar metodologías inclusivas durante la ejecución de esta etapa.
El ejercicio del registro de las manifestaciones del PCI permite un acercamiento al estado de vitalidad de este patrimonio y su representatividad o reconocimiento en las comunidades y grupos. A nivel metodológico se han definido tres categorías para medir estos factores: 1) manifestaciones vigentes; 2) manifestaciones vigentes vulnerables; y 3) manifestaciones vigentes en la memoria colectiva pero no practicadas en la actualidad; categorías que son definidas en función de criterios relacionados a la relevancia histórica, significación social, reconocimiento de la comunidad o grupo, y su transmisión generacional (INPC 2011, 29-30).
Tomando en cuenta este campo, analizamos la información contenida en el Sistema de Información del Patrimonio Cultural Ecuatoriano -SIPCE- y encontramos que el 51,37% de las manifestaciones del patrimonio inmaterial inventariadas en el DMQ se encuentra en la categoría de manifestaciones vigentes; mientras que el 27,88% fueron registradas como manifestaciones vigentes vulnerables. Las manifestaciones presentes en la memoria, pero no practicadas por los grupos detentores corresponden al 7,97%.
En relación con el número de registros según parroquias, encontramos que el Centro Histórico concentra el mayor número de fichas (171), representa el 23,49% del total de registros en el DMQ. Por los datos analizados podemos ver un mayor número de registros del PCI en las parroquias urbanas (378 fichas).
En relación con los ámbitos del PCI, el inventario del DMQ tiene un mayor peso en el registro de las artes del espectáculo/manifestaciones creativas (27,20%), seguidas en similar proporción por los conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo[1] (25,41%); y los usos sociales, rituales y actos festivos (23,63%). Las tradiciones y expresiones orales (13,87%) y las técnicas artesanales tradicionales (9,89%) ocupan la menor concentración en relación al número total de fichas registradas. Las manifestaciones que presentan un mayor número de registros en el distrito metropolitano de Quito se concentran en las fiestas o conmemoraciones religiosas.
En relación al inventario del PCI por grupo social encontramos que en el área urbana del distrito metropolitano existe un mayor porcentaje de registros del grupo mestizo (49,04%); sin embargo, encontramos que en las parroquias de Guamaní y Puengasí se encuentran registros de los grupos Kichwa amazónico y Kitukara. Siguiendo con el análisis de los grupos sociales, en el área rural también se registra una mayor concentración en el grupo mestizo (39,15%).
Respecto al campo de la lengua, relativa a la comunidad portadora de las manifestaciones del PCI, el 97,94% (713 fichas) corresponde al castellano; mientras que el 2,06% registra al kichwa, específicamente en las parroquias de Zámbiza, La Merced, Centro Histórico, Guangopolo, Cochapamba, Tumbaco, Calderón y Guamaní.
Para finalizar con el presente análisis, y comprendiendo el carácter dinámico del patrimonio inmaterial, es importante conocer sus niveles de cambio para definir posibles vulnerabilidades en la continuidad de estas manifestaciones; estas variaciones pueden ser identificadas a través del registro, en el campo denominado sensibilidad al cambio el cual permite definir estas variaciones.
Este campo es medido a partir de tres categorías: 1) alta, 2) media y 3) baja; donde, el nivel alto de sensibilidad al cambio representa la existencia de factores de riesgo importantes para la continuidad de la manifestación en la forma en que se desarrolla en el presente, pues se están perdiendo –o transformando- algunos elementos. Factores que influyen en la vitalidad, significado y transmisión generacional del PCI. El nivel bajo representa que la manifestación es fuerte en cuanto a su práctica, transmisión y representatividad para las comunidades o grupos portadores.
De la información analizada encontramos que el 37,91% de fichas registran una baja sensibilidad al cambio de las manifestaciones del PCI. El 29,67% de expresiones inventariadas presentan una sensibilidad al cambio media, y el 29,26% una alta sensibilidad. Es decir, no se presentan diferencias significativas entre las categorías media y alta.
Conclusiones
La identificación o registro de las manifestaciones del patrimonio inmaterial en los diferentes territorios, así como la revisión, análisis y actualización permanente de los inventarios; constituyen las primeras acciones de salvaguardia a ser implementadas por las diferentes instituciones desde la administración pública.
El establecimiento de una línea base para conocer el estado de vitalidad de las manifestaciones, cómo éstas cambian en el tiempo, la forma y los espacios en que se transmiten –o no- de generación en generación, es fundamental para diseñar políticas públicas que permitan gestionar este patrimonio desde perspectivas integrales e inclusivas.
Si bien reconocemos que las principales medidas de salvaguardia del PCI surgen de las propias comunidades, grupos e individuos que las practican; el Estado, desde sus distintos niveles de administración, es responsable de trazar acciones y estrategias para la gestión de los patrimonios y la creación de condiciones para su continuidad en el tiempo.
Tomando en cuenta que aproximadamente el 28% de las expresiones del PCI en el Distrito Metropolitano de Quito se encuentra en la categoría de manifestaciones vigentes vulnerables, es primordial generar acciones coordinadas desde las entidades públicas y la ciudadanía para garantizar la vitalidad de su patrimonio.
De ahí la importancia de revisar y actualizar los inventarios cada dos años, acción que permitirá conocer si las políticas o acciones emprendidas desde los diferentes niveles de gobierno tienen impactos en la salvaguardia del patrimonio inmaterial.
Por su parte, la gran concentración de registros en el Centro Histórico, en relación con el reducido número de fichas encontradas referentes a grupos sociales como los afrodescendientes, nos muestra que el inventario del DMQ está incompleto y debe ampliar su mirada hacia sectores invisibilizados, los cuales representan la diversidad y riqueza de nuestro territorio.
Considerando que el PCI contribuye al acercamiento, entendimiento y comprensión entre los diversos grupos humanos, las actividades relacionadas al inventario constituyen una primera acción para el fomento del respeto entre ciudadanos y el fortalecimiento de las distintas identidades. Conocer el patrimonio común facilita la convivencia entre “diferentes” y permite crear lazos que refuerzan el tejido social.
Consideramos que las actividades relacionadas al inventario del PCI deben desarrollarse a partir de enfoques participativos, en los que se incluyan procesos de consentimiento libre, previo e informado y la devolución de la información a las comunidades o grupos conforme lo dispuesto en los marcos normativos nacionales e internacionales.
Finalmente, consideramos necesario actualizar en el Sistema de Información del Patrimonio Cultural Ecuatoriano los campos en relación a los actuales ámbitos del PCI, acorde a lo indicado en la actual Ley Orgánica de Cultura y su Reglamento. Así como una depuración o actualización de la información existente.
[1] Ámbito denominado según la actual Ley Orgánica de Cultura, como “Conocimientos y usos relacionados con la naturaleza”.