El Patrimonio Cultural de Quito cuenta con una vasta tipología de bienes culturales, entre estos los monumentos que, desde su aparición en el espacio público, se han convertido en testigos de hechos conmemorativos y momentos clave que marcan nuestra historia e identidad. Uno de estos, y quizá el más visible por su ubicación e importancia, es el de la Independencia, situado en la mitad de la Plaza Grande.
El monumento que inmortaliza la gesta heroica del 10 de agosto de 1809 y el asesinato de los héroes del 2 de agosto de 1810, fue diseñado en 1894 por el artista Juan Bautista Minghetti; rediseñado y ejecutada la obra por el arquitecto Lorenzo Durini y los artistas Adriático Froli, Anacleto Ciria y Pietro Lippi en 1904, quienes lo fabricaron en granito y bronce. Tiene elementos escultóricos como la mujer que eleva su mano con la antorcha, que representa a la diosa Libertas y personifica la lucha de los pueblos por su independencia. Abajo, el león herido que simboliza la derrota hispánica; mientras que el cóndor, que evoca al pueblo andino, lleva las cadenas rotas en su vuelo.
Más de 100 años han pasado desde que fue edificado y, lamentablemente, en los últimos años ha sido blanco de vandalismo y delincuencia común, que ven en sus componentes metal para comerciar, sin tomar en cuenta el valor social, político e histórico de este patrimonio de la ciudad.
En esta semana, el equipo técnico del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) concluyó el proceso de reposición de piezas: 45 letras, 2 números y 2 hojas de acanto, conjuntamente con el mantenimiento en general del monumento. Sin embargo, el valor histórico de los elementos sustraídos se perdió definitivamente.
El proceso no fue sencillo, pues desde hace cuatro meses atrás hubo que analizar y definir la metodología de reproducción y fundición de las nuevas piezas, a fin de respetar las técnicas de fabricación con las que fueron concebidas en aquella época. Una labor que demandó el egreso de recursos municipales –que son de todos los quiteños y quiteñas- superior en un 1000% al dinero que pudieron haber obtenido por su venta en peso, quienes se sustrajeron.
Ahora, nos corresponde a los ciudadanos, empoderarnos del cuidado y protección de este y otros patrimonios monumentales y culturales de la capital. No afectarlos de ninguna forma y, si conocemos o somos testigos de agresiones, denunciarlo inmediatamente al ECU 911.
¡Nos corresponde a todos mantener y cuidar nuestro patrimonio!
IMP/ARS