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Amaguaña

Hacienda Catahuango

La Hacienda Catahuango es una propiedad histórica de singular importancia ubicada en la parroquia rural de Amaguaña, en el Distrito Metropolitano de Quito. Este inmueble colonial fue declarado Patrimonio Cultural del Estado el 2 de octubre de 2009, reconociendo su valor excepcional para la historia ecuatoriana.

La hacienda se encuentra enclavada en las estribaciones de la loma de Puengasí y cuenta actualmente con aproximadamente 4 hectáreas de terreno y 1.847,44 m² de área construida. Su nombre proviene del quichua cata (refugio) y huango (trenza), posiblemente debido a su forma alargada de norte a sur. Originalmente llamada Santa Bárbara de Catahuango, la propiedad tiene una historia documentada desde 1595 y durante la Colonia abarcó 3,000 hectáreas.

La importancia histórica de esta hacienda radica en haber sido propiedad de Manuela Sáenz Ayzpuru (1797-1856), la llamada Libertadora del Libertador, quien la heredó de su familia materna. El inmueble sirvió como lugar de encuentro entre Manuela Sáenz y Simón Bolívar durante las campañas independentistas, convirtiéndose en refugio y centro de operaciones políticas.

Hacienda Chillo-Jijón

La Hacienda Chillo Jijón, ubicada en la parroquia rural de Amaguaña en el Distrito Metropolitano de Quito, constituye uno de los sitios patrimoniales más significativos del Ecuador. Sus orígenes se remontan a 1599, cuando el Cabildo de Quito donó 25 caballerías de tierra a los jesuitas, quienes desarrollaron la propiedad hasta convertirla en la más productiva de la Compañía de Jesús en la Audiencia de Quito. Durante el período colonial, la hacienda combinaba la producción del famoso maíz de Chillo con un próspero obraje textil que fabricaba paños y tejidos para los mercados de Lima y Quito.

Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, la propiedad fue adquirida en 1785 por Juan Pío Montúfar y Larrea, segundo Marqués de Selva Alegre, convirtiéndose en el escenario del evento histórico más trascendental: la Conspiración de Navidad del 25 de diciembre de 1808. Esta reunión de los principales criollos quiteños bajo el pretexto de una celebración navideña marcó el inicio del proceso independentista ecuatoriano, planificando las acciones que culminarían con la toma del poder el 10 de agosto de 1809.

La hacienda también apoyó un papel crucial en los preparativos para la Batalla de Pichincha en 1822, recibiendo a Antonio José de Sucre y los ejércitos patriotas. Posteriormente, bajo la administración de Jacinto Jijón y Caamaño, el célebre historiador y arqueólogo ecuatoriano, la propiedad albergó la fábrica textil Santa Rosa de Chillo entre 1921 y 1935. Actualmente reconocida como patrimonio histórico del Ecuador, la hacienda representa un testimonio invaluable de la evolución política, social y cultural del país.

Canastos de suro

Los canastos de suro elaborados en la parroquia rural de Amaguaña del Distrito Metropolitano de Quito constituyen una tradición artesanal ancestral que se encuentra en grave peligro de extinción. Esta práctica cultural utiliza como materia prima el suro (Chusquea scandens), un bambú andino de la familia Poaceae que crece naturalmente en los páramos del volcán Pasochoa a 4200 metros sobre el nivel del mar.

La tradición tiene sus raíces en el siglo XIX, cuando los peones de las haciendas locales elaboraban estos canastos para la recolección de productos agrícolas como papas, mellocos y maíz. Algunos registros sugieren que esta práctica podría tener más de 400 años de antigüedad, lo que la conexión sería con períodos coloniales tempranos.

Actualmente, solo seis familias del sector Cuendina mantienen viva esta tradición. Los últimos artesanos identificados incluyen a José Manuel Guachamín de 80 años, Carlos Caizatoa de 73 años, y Don Manuel de 94 años, quien representa cuatro generaciones de conocimiento familiar. Estos maestros enfrentan múltiples desafíos: la falta de interés de las nuevas generaciones, la competencia con productos plásticos industriales y las dificultades físicas que implican la recolección de materia prima en alta montaña.

El reconocimiento oficial de esta tradición se materializó en 2024 con la celebración del Festival del Suro durante las festividades de Parroquialización de Amaguaña, evento que busca preservar este patrimonio cultural inmaterial ecuatoriano.

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