El Quinche es una parroquia rural con profundas raíces prehispánicas y un destacado legado colonial en el Distrito Metropolitano de Quito. Su nombre, derivado de términos quechuas que significan “Monte del Sol”, alude a su ubicación sobre la cordillera oriental, a 2.664 metros de altitud y a unos 45 kilómetros del centro de la ciudad.
Fundada formalmente en 1629 por iniciativa del obispo Fray Pedro de Oviedo, la localidad cobró relevancia tras recibir en su santuario una imagen de la Virgen, tallada en 1588, que se convertiría en patrona de Quito en 1632. A lo largo de los siglos, el templo ha sobrevivido a terremotos y remodelaciones, adquiriendo entre 1905 y 1928 rasgos neorrenacentistas inspirados en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma.
Con una extensión territorial de 74,69 kilómetros cuadrados, El Quinche alberga a más de 16.000 habitantes, cuya economía gira en torno al turismo religioso y las actividades agropecuarias. Su densidad poblacional de aproximadamente 215 habitantes por kilómetro cuadrado refleja un equilibrio entre su vocación rural y el creciente flujo de visitantes, especialmente durante la romería de noviembre, cuando millas de peregrinos se congregan en la plaza principal.
El Parque Central conforma el corazón social de la parroquia; sus áreas verdes, mobiliario urbano e iluminación realzan la fachada del santuario y ofrecen un espacio de encuentro para ferias artesanales y actos comunitarios. Además del templo principal, el patrimonio edificado de El Quinche incluye unas ochenta construcciones, entre casonas coloniales y capillas, catalogadas bajo protección transitoria por el Instituto Metropolitano de Patrimonio, de las cuales treinta y una son consideradas de importancia nacional.
En conjunto, El Quinche se presenta como un enclave donde convergen fe, historia y paisaje andino, consolidándose como uno de los destinos culturales y espirituales más emblemáticos de la región metropolitana de Quito.
Fiesta de la Virgen de El Quinche
La Fiesta de la Virgen de El Quinche surge en 1604 debido al traslado de la talla de madera labrada por Diego de Robles, originalmente venerada en Oyacachi como “Virgen de la Peña”, hasta el poblado de El Quinche bajo mandato episcopal, consolidando una devoción que mezcla elementos indígenas y cristianos. Con el paso de los siglos, esta advocación se expandió por las provincias de Pichincha e Imbabura y, desde mediados del siglo XX, hacia otros sectores del noroccidente de Pichincha, convirtiéndose en un símbolo de identidad local y nacional.
Durante la primera quincena de noviembre, los priostes organizan novenas domésticas con el rezo del rosario de la aurora y ofrendas de billetes a la imagen en agradecimiento por favores recibidos. La culminación tiene lugar el 21 de noviembre, cuando miles de peregrinos recorren rutas nocturnas que parten de Calderón, El Colibrí y Cusubamba para participar en misas cada hora, la misa campal de las 11h00, procesiones, voladores y la tradicional quema de chamiza. Esta romería nocturna y las manifestaciones de fe (cantos, canelazos y objetos votivos) evidencian la profunda vinculación emocional y espiritual de los fieles con la “Patrona del Ecuador”.
El valor cultural de esta celebración fue reconocido oficialmente con su coronación canónica en 1943 y la declaratoria de Santuario Nacional en 1985, y más recientemente como Patrimonio Cultural Inmaterial de Quito, destacando su aporte a la transmisión intergeneracional de prácticas religiosas y al fortalecimiento del tejido comunitario.