La Chorrera es un sitio de gran importancia histórica y patrimonial ubicado en las faldas del volcán Pichincha, en el centro-occidente de Quito. Su nombre deriva de una pequeña vertiente de agua que desciende del Guagua Pichincha, constituyendo históricamente una de las fuentes hídricas más importantes de la ciudad capital.
Durante la época colonial, La Chorrera fue un papel fundamental en el desarrollo de Quito. Las primeras órdenes religiosas (mercedarios y franciscanos) utilizaron sus aguas para sus actividades, y los franciscanos encontraron en este lugar una conexión espiritual especial, denominándola inicialmente “La Acequia de las Llagas”. Por mucho tiempo fue la principal fuente de agua para el abastecimiento del centro histórico.
La Chorrera formaba parte del complejo sistema de quebradas coloniales de Quito, específicamente de la quebrada de Jerusalén, conocida también como Ullaguanguayaku o Quebrada de los Gallinazos misma que con el desarrollo urbano de inicios del siglo XX fue transformada en la actual avenida 24 de Mayo.
En la actualidad, La Chorrera mantiene su relevancia como patrimonio natural urbano, siendo uno de los remanentes de bosque más importantes del área metropolitana. El sitio forma parte de la Ruta de Humboldt y desarrolla iniciativas de turismo comunitario lideradas por grupos locales. Su valor patrimonial es multidimensional, integrando aspectos naturales, históricos, culturales y científicos, lo que la convierte en un ejemplo paradigmático de cómo preservar elementos patrimoniales manteniendo su funcionalidad contemporánea.