La parroquia de Gualea, ubicada al noroccidente del Distrito Metropolitano de Quito, constituye un territorio de excepcional valor patrimonial con una superficie de 120,84 km² y una población de 1.704 habitantes según datos del 2022, aunque el censo de 2010 registraba 2.025 habitantes. Conocida como El Jardín de la Eterna Primavera, su nombre deriva del idioma yumbo donde “hua” significa grande y “lea” camote, reflejando la abundante producción de este tubérculo en épocas ancestrales.
Históricamente, Gualea fue la capital del pueblo Yumbo (800-1400 d.C.), funcionando como el principal centro de comercio y administración de esta cultura precolombina. La parroquia obtuvo su estatus eclesiástico el 29 de mayo de 1861 y su reconocimiento político el 7 de julio de 1951. La erupción del volcán Pichincha en 1660 marcó un punto de inflexión, cubriendo la zona con ceniza y causando el abandono temporal.
Su patrimonio arquitectónico incluye la iglesia central construida en la década de 1960, el parque central y diversas construcciones que forman el núcleo urbano. Los vestigios arqueológicos yumbos, como culuncos, tolas y petroglifos, constituyen evidencias tangibles de su rica herencia cultural. La parroquia forma parte de la Mancomunidad del Chocó Andino de Pichincha y se encuentra en una de las 18 regiones de mayor biodiversidad mundial, el Hotspot Chocó-Darién. Sus principales actividades económicas actuales son la ganadería y el cultivo de caña de azúcar para la producción de panela.
Artesanías con tagua
Las artesanías con tagua de la parroquia Gualea constituyen un patrimonio cultural inmaterial de extraordinario valor que conecta directamente con las tradiciones ancestrales de la cultura yumbo, pueblo indígena que habitó históricamente esta región del noroccidente de Pichincha.
La producción artesanal se concentra principalmente en la comunidad de Las Tolas, donde artesanos elaboran diversas piezas utilizando la tagua o Phytelephas aequatorialis, conocida como “marfil vegetal” por su textura y dureza similar al marfil animal.
El proceso artesanal tradicional incluye la recolección de semillas en el bosque, secado natural al sol, clasificación, pulido y tallado especializado para crear aretes, collares, figuras de animales, botones y objetos decorativos. Los artesanos utilizan técnicas transmitidas de generación en generación, empleando herramientas como tornos, grabadores eléctricos y esmeriles para dar forma a las piezas.
El valor patrimonial de estas artesanías fue reconocido oficialmente en 2017 mediante un convenio de cooperación entre el Instituto Metropolitano de Patrimonio y artesanos del noroccidente, que busca la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial. Esta tradición representa continuidad histórica con los pueblos yumbos, sostenibilidad ambiental al utilizar recursos renovables, identidad territorial específica y transmisión de conocimientos ancestrales.