Los castillos de la calle Vicente Ramón Roca constituyen un conjunto arquitectónico único en el patrimonio de Quito, representando la transición de la ciudad virreinal hispana hacia la modernidad urbana del siglo XX. Ubicados en el barrio La Mariscal, fundado en 1922 como parte de las celebraciones del centenario de la Batalla de Pichincha, estos inmuebles forman parte del “segundo centro histórico” de la capital ecuatoriana.
El arquitecto mexicano Rubén Vinci Kinard fue el principal artífice de estas extraordinarias construcciones. En 1936 adquirió lotes en ambos lados de la calle Vicente Ramón Roca, entre Reina Victoria y Juan León Mera, y desarrolló el primer modelo de urbanización moderna en Quito, construyendo ocho villas de diferentes estilos arquitectónicos que fueron construidas en 1937 y puso a la venta como un conjunto residencial planificado. Su innovador concepto urbanístico precedió por décadas los desarrollos inmobiliarios contemporáneos, representando una experiencia completamente novedosa para la ciudad.
Entre las construcciones más destacadas se encuentra el Castillo Silva del Pozo de estilo neogótico europeo, con elementos medievales como arcos ojivales y antepechos almenados; la Villa Vinci, residencia personal del arquitecto y conocida como Casa del Patio Parado por su fachada de piedra de canto rodado; el Castillo Bávaro de estilo neorenacentista alemán, con su tejado a dos aguas y torre de piedra con remate cónico de tejuelo vitrificado; y la Casa de las 7 Terrazas, con su diseño neocicládico mediterráneo, de volúmenes cúbicos escalonados y detalles neomudéjares.
Aunque alejado de la manzana que concentra a los anteriores, unos metros hacia el oriente y sobre la avenida 6 de Diciembre podemos encontrar también el Palacio Alhambra, construido en 1928 por Gabriel Baca Miranda en estilo neomudéjar con detalles neogóticos y neoclásicos. Actualmente alberga la Academia Nacional de Historia.
Estas edificaciones ejemplifican el historicismo ecléctico ecuatoriano, combinando estilos neogótico, neomudéjar, neobizantino y neorrenacentista adaptados al contexto local. Representan un período de prosperidad y cosmopolitismo de la sociedad quiteña, constituyendo testimonios únicos de la primera modernidad urbana de la capital. De las ocho villas originales construidas por Vinci, apenas cuatro sobreviven hasta la actualidad, subrayando la urgencia de su conservación como patrimonio cultural fundamental para la identidad histórica y urbana de Quito.