La Capilla del Hombre constituye la obra cumbre del maestro ecuatoriano Oswaldo Guayasamín y uno de los monumentos culturales más significativos de América Latina. Concebida en 1985 e inaugurada en 2002 en Quito, tres años después de la muerte del artista, representa un templo dedicado al ser humano que trasciende lo religioso para convertirse en un espacio de reflexión sobre la identidad latinoamericana.
Arquitectónicamente, la Capilla presenta una estructura cuadrada de 30×30 metros sin apoyos interiores, recubierta de piedra y que evoca las pirámides prehispánicas. Su diseño más extraordinario radica en que el sol penetra sin crear sombra durante solsticios y equinoccios, iluminando directamente la Llama Eterna por los Derechos Humanos ubicada en el subsuelo. La construcción, dirigida por el arquitecto y sobrino del artista, Handel Guayasamín, así como por el ingeniero Diego Robalino, presentó desafíos técnicos excepcionales para crear una estructura resistente a sismos de magnitud 10.
El complejo alberga obras que narran la historia americana desde el período prehispánico hasta la contemporaneidad, incluyendo murales como “Los Mutilados” y la serie incompleta “Rostros de América”. Ha recibido reconocimientos internacionales, siendo declarada Proyecto Prioritario para la Cultura por la UNESCO y Patrimonio Cultural del Estado Ecuatoriano. Con más de 35.000 visitantes desde su apertura, la Capilla del Hombre funciona como símbolo de resistencia cultural y llamamiento a la unidad latinoamericana, honrando a los desposeídos y promoviendo la dignidad humana.