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Puembo

La parroquia rural de Puembo, ubicada al nororiente del Distrito Metropolitano de Quito, abarca 31,77 km² y alberga 17.780 habitantes según el censo de 2022. Su nombre honra al cacique Nasacota Puento, valiente líder indígena que resistió la invasión incaica, y sus orígenes se remontan a vestigios precolombinos del período Paleoindio.

Durante la época hispana, Puembo figuró como uno de los tres curatos seculares a lo largo de la Ruta de la Canela y, en 1861, se constituyó oficialmente como parroquia civil. Mantiene vivas tradiciones centenarias como las fiestas de Santiago El Mayor, los Aruchicos y las celebraciones de Reyes e Inocentes.

Su patrimonio arquitectónico gira en torno al Parque Central, concebido entre 1948 y 1955, con su emblemática pileta ornamental; y la iglesia de Santiago El Mayor, construida en 1608 en adobe y teja, con un retablo barroco original, valiosas reliquias religiosas y una torre independiente. Destacan también la Capilla de Nuestra Señora del Rosario (1547), segunda más antigua del Ecuador, y la Hacienda San José, cuya casa principal data del siglo XVII.

El antiguo ramal ferroviario Quito–Ibarra, hoy Chaquiñán, conecta Puembo con Cumbayá como corredor ecológico. A pesar del crecimiento urbano impulsado por la cercanía al aeropuerto, Puembo conserva su esencia colonial y su arquitectura vernácula, reflejo del mestizaje de técnicas hispánicas e indígenas, lo que le confiere un gran valor histórico, cultural y turístico.

Aruchicos

La festividad de los Aruchicos en Puembo se remonta a más de un siglo atrás y se celebra cada 29 de junio en honor a San Pedro, movilizando a la comunidad rural del Valle de Tumbaco en torno a una danza ritual que entrelaza tradición precolombina y culto católico.

Los danzantes visten túnicas blancas, capas de lana y sombreros negros decorados con cintas de colores, y llevan campanas que simbolizan la expulsión de energías negativas y la atracción de bendiciones divinas. Esta práctica ritual no solo es una ofrenda de alimentos al santo patrón, sino también un acto de cohesión social: mediante asambleas y cabildos, los grupos de Aruchicos organizan y regulan la participación, eligen líderes y velan por la transmisión de saberes comunitarios.

Desde la perspectiva antropológica, los Aruchicos funcionan como un mecanismo de construcción y reafirmación de la identidad mestiza e indígena de la parroquia, permitiendo a sus habitantes reconstruir su memoria histórica y negociar conflictos internos a través de la performance colectiva.

El estudio de esta tradición ofrece una valiosa ventana a los procesos de sincretismo religioso, a la agencia cultural de las comunidades rurales y al papel del baile y la fiesta patronal como espacios de reproducción de valores y prácticas comunales.

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